La cima es apenas un instante.
Cuando somos niños, tenemos la sensación de que los días son largos y aburridos; que el viento y el sol son un fastidio que dañan la piel; por ello soñamos con ser 'grandes', para tener responsabilidades y hacer cosas de adultos...
De pronto, una tarde cualquiera la vejez nos toma por sorpresa y nos convierte en guiñapos de un sistema. Buscando la felicidad, dejamos escapar todas las alegrías simples; sin percatarnos cuándo, hemos empezado el descenso, sin haber sentido la cúspide.
Cuando somos niños, tenemos la sensación de que los días son largos y aburridos; que el viento y el sol son un fastidio que dañan la piel; por ello soñamos con ser 'grandes', para tener responsabilidades y hacer cosas de adultos...
De pronto, una tarde cualquiera la vejez nos toma por sorpresa y nos convierte en guiñapos de un sistema. Buscando la felicidad, dejamos escapar todas las alegrías simples; sin percatarnos cuándo, hemos empezado el descenso, sin haber sentido la cúspide.