Había una vez un paraíso en el que todos tenían buenas relaciones entre sí y eran por demás concecuentes con su entorno natural. Esta gente indomable, vivía de la caza, la pesca y practicaban una sana agricultura. Nunca tomaban más de lo necesario.
Claro, habían problemas como en toda organización social; pero nada que no pueda ser superado por el sentido común. Un día de esos, en los que es mejor no levantarse; fueron despojados de todo y practicamente obligados a subvivir con miserias y en la miseria. Los blancos y barbados hombres de la tierra de conejos, a nombre de Dios y con la espada en la mano, arrebataron todas sus pertenencias a los buenos salvajes habitantes del paraíso.
La historia de opresión y tiranía se ha repetido más de 500 años. Emperadores, monarcas y reyezuelos se han sucedido en el poder; la explotación y la esclavitud les han permitido a los gobernantes, establecer un primer mundo de oro y diamantes, donde la opulencia y el derroche son la norma. En este lapso, el paraíso de a poco, se ha convertido es un desierto y sus salvajes habitantes, ya no tienen donde refugiarse. Asolados y anhelantes sobreviven en su ultimo mundo, donde la falta de todo es el pan del día.
Ahora, intentan recuperar lo que es suyo, se valen de lo que pueden; están cansados de vivir en cumbres inhóspitas, en laderas de 90 grados, en bajíos áridos. Los Sin Tierra no son un pelotón, son un continente y están despertando de la pesadilla de la carencia; aspiran a recuperar algo por las buenas... Caso contrario El tiempo dirá.
**Narración hiperbólica de la situación que viven y el sentimiento que genera la carencia de medios de producción en los sectores rurales del Ecuador.
Comuneros organizados de La Esperanza, que moran en las cercanías de la Hacienda Guantug, población cercana al Quinche, esperan que el Estado y los organismos involucrados repartan estos terrenos de hacienda, entre sus integrantes. Creen que éstas tierras les pertenecen, pues padres, abuelos y demás generaciones anteriores, laboraron en la hacienda por salarios de miseria y en la actualidad, ellos no poseen territorio para ejercer las actividades agropecuarias, única fuente de ingresos y única opción
de vida.