La humanidad es una especie miope, que cada día se queda más ciega.
Tener conciencia del 'otro' nos separa, nos aleja; hace que percibamos la realidad desde la comodidad de nuestro ser y nos obliga a pensar desde la individualidad. El momento mismo en que asumimos lo humano, nos aislamos y desde nuestra burbuja empezamos una voraz competencia por alimento, por seguridad por sexo, por poder, etcétera.La competencia, en el estricto sentido de la palabra, no admite a la comunidad. El anhelo de domesticar a la naturaleza es evidente; queremos que todo y todos estén a nuestro servicio, bajo las pisadas potentes de nuestras botas. Como especie no reparamos ni en convenciones sociales, ni en éticas personales; siempre que sea necesario somos capaces de articular excusas perfectas, incluso para las situaciones más ridículas.
La única luz que somos capaces de generar, es aquella que hace más sombrio nuestro mañana.